Alzheimer: Diese Rolle spielen Nährstoffe bei der Behandlung

Alzheimer: el papel de los nutrientes en el tratamiento

El Alzheimer es la forma más común de demencia. Las células nerviosas mueren y el cerebro se encoge. Esto provoca olvidos, deterioro de la memoria y desorientación. La enfermedad suele empezar después de los 65 años.

La causa del Alzheimer no se conoce con claridad. El estrés oxidativo, una elevada exposición a metales pesados y una niveles de homocisteína parecen favorecer la enfermedad. El estilo de vida también desempeña un papel en el desarrollo de la enfermedad de Alzheimer. Las personas que tienen una dieta poco saludable y no hacen suficiente ejercicio tienen un mayor riesgo de padecer Alzheimer.

La enfermedad de Alzheimer provoca depósitos de proteínas en el cerebro, conocidos como placas beta-amiloides. Éstas se han considerado durante mucho tiempo la causa del Alzheimer y muchos enfoques terapéuticos se dirigen a reducir estas placas en el cerebro. Sin embargo, datos más recientes ponen en duda esta teoría.[1]

Los inhibidores de la acetilcolinesterasa se utilizan a menudo en el tratamiento de la enfermedad de Alzheimer. La acetilcolina es una sustancia mensajera del cerebro importante para la formación de la memoria. La enzima esterasa descompone la acetilcolina. Si se inhibe esta enzima, aumenta la concentración de acetilcolina en el cerebro, lo que puede mejorar el rendimiento de la memoria.

La terapia conductual y la nutrición también desempeñan un papel en el tratamiento del Alzheimer.

Los micronutrientes también pueden contribuir al tratamiento del Alzheimer.

Vitaminas B

Vitaminas B son muy importantes para el funcionamiento de las células nerviosas. También son necesarias para la descomposición del producto metabólico tóxico homocisteína es necesario. En este caso, la vitamina B6, el ácido fólico (vitamina B9) y la vitamina B12 son importantes. Si no recibes un aporte suficiente de estas vitaminas B, aumenta tu nivel de homocisteína.

Un nivel elevado de homocisteína provoca inflamación y estrés oxidativo y favorece la arteriosclerosis. También aumenta el riesgo de enfermedad de Alzheimer.[2]

La suplementación con vitaminas del grupo B es especialmente prometedora en las primeras fases de la enfermedad de Alzheimer. Sobre todo si el aporte de vitaminas B es escaso.

Curcumina

Curcumina es conocida por su efecto antioxidante. En estudios, se ha demostrado que la curcumina mejora la memoria y la atención en personas sanas.[3] Sin embargo, aún no se ha demostrado claramente su eficacia en la enfermedad de Alzheimer.

Vitamina C y vitamina E

Los cerebros de los enfermos de Alzheimer suelen presentar importantes daños oxidativos causados por los radicales libres. Antioxidantes eliminan los radicales libres y protegen contra el estrés oxidativo. La vitamina C y la vitamina E son dos importantes antioxidantes del organismo.[4] Hay pruebas de que una dieta rica en antioxidantes podría proteger contra la enfermedad de Alzheimer.

Selenio

Selenio es un componente de las enzimas antioxidantes. Se sospecha que unos niveles bajos de selenio favorecen la enfermedad de Alzheimer. Sin embargo, aún no se ha demostrado claramente que los enfermos de Alzheimer se beneficien de tomar selenio.[5]

Coenzima Q10

También Coenzima Q10 también es un importante antioxidante. También tiene funciones importantes en el metabolismo energético y es necesaria para la producción de energía en las mitocondrias (las centrales eléctricas de la célula). Los enfermos de Alzheimer suelen tener un nivel de coenzima Q10 demasiado bajo.[6]

La vitamina D

La vitamina D cumple muchas tareas importantes en el organismo que son relevantes para la enfermedad de Alzheimer. Tiene un efecto antiinflamatorio, es importante para la salud vascular y protege las células nerviosas. La carencia de vitamina D se asocia a un deterioro de las capacidades mentales. En la enfermedad de Alzheimer, los pacientes con bajos niveles de vitamina D tienen mayores problemas de memoria que los pacientes con buenos niveles de vitamina D.[7]

La carencia de vitamina D está muy extendida en Alemania, y las personas mayores se ven aún más afectadas que los jóvenes.

Ácidos grasos omega-3

Ácidos grasos omega-3 tienen un efecto antiinflamatorio y son muy importantes para la función de las células nerviosas. Un aporte deficiente del ácido graso omega-3 DHA se asocia a un deterioro de las capacidades mentales. Las personas que comen pescado regularmente y tienen un buen aporte de ácidos grasos omega-3 tienen menos probabilidades de padecer Alzheimer que las personas que no tienen suficientes ácidos grasos omega-3.[8]

Conclusión: los nutrientes pueden proteger las células nerviosas

Las células nerviosas necesitan muchos nutrientes para funcionar de forma óptima. La deficiencia de ciertos nutrientes parece aumentar la susceptibilidad a la enfermedad de Alzheimer. Un buen suministro de nutrientes esenciales y críticos puede posiblemente ayudar a prevenir la enfermedad de Alzheimer. En cualquier caso, tiene sentido evitar una deficiencia de nutrientes esenciales.

 

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[1] https://www.alzheimer-forschung.de/aktuelles/meldung/aufregung-in-der-alzheimer-forschung-was-ist-dran-an-den-beta-amyloid-faelschungen/

[2] https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC5836397/

[3] https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/30084334/

[4] https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/11461772/

[5] https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC5506489/

[6] https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/19907182/

[7] https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/29998819/

[8] https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/30084334/

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